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ESCALONA, EL HOMBRE Y EL MITO POR CONSUELO ARAUJO NOGUERA

  • sebasaraujo2
  • 30 nov 2015
  • 11 Min. de lectura

TEXTO: ESCALONA, EL HOMBRE Y EL MITO

AUTOR: CONSUELO ARAUJO NOGUERA

PROPOSITO DEL AUTOR:

CONSEULO ARAUJO, FUE UNA MUJER QUE SE DESTACÓ DURANTE SUS AÑOS DE VIDA POR DEFENDER EL FOLCLOR NACIONAL VALLENATO, DESDE SUS COLUMNAS LA CARTA VALLENATA QUE DURO 22 AÑOS EN EL PERIODICO EL ESPECTADOR , HASTA LLEGAR A SER MINISTRA DE CULTURA EN EL AÑO 2000, CONSUL DE COLOMBIA EN SEVILLA , ESPAÑA. LA CACICA COMO LA NOMBRARIAN SUS COLEGAS SERIA UNA DE LAS MAS IMPORTAMNTES FIGURAS DEL GENERO VALLENATO POR SU APORTE, QUE HOY EN DIA ES POCO RECORDADO PERO SEGURAMENTE SIN LA INTERVENCIÓN DE CONSUELO ARAUJO EL FOLCLOR VAALLENATO HOY EN DIA HUBIESE TENIDO OTRO RUMBO. CREO EL FESTIVAL DE LA LEYENDA VALLENATA JUNTO A SU AMIGO RAFAEL ESCALONA Y LO PROPUSO ANTE EL GOBERNADOR DEL CESAR EN ESE ENTONCES ALFONSO LOPEZ MICHELSEN, POR OTRA PARTE FUNDO LA AGRUPACIÓN DE LOS NIÑOS DEL VALLENATO, LLEGANDO A ESTAR EN LA CASA BLANCA A RAIZ DE LA INVITACIÓN DEL PRESIDENTE DE TURNO BILL CLINTON.



A CONTINUACIÓN EN “ESCALONA, EL HOMBRE Y EL MITO”, CONSUELO ARAUJO RELATA LA VIDA MUSICAL DE QUIEN FUERA SU AMIGO RAFAEL ESCALONA, DEJANDO AL DESCUBIERTO SECRETOS, INFIDENCIAS, VERDADES Y TAMBIEN MITOS DEL JUGLAR DE LA COMPOSIÓN VALLENATA. ESTE TEXTO TIENE COMO PROPOSITO INFLUIR EN EL LECTOR PARA QUE SE RESIGNIFIQUE EL VALISOSO PAPEL QUE TIENEN LAS MUJERES DENTRO DEL FOLCLOR Y EN ESTE CASO ES UNA MUJER LA QUE RELATA Y CUENTA LA HISTORIA DE UNA DE LAS FIGURAS MAS RECORDADAS EN IMPORTANTES DEL FOLCLOR NACIONAL, EL VALLENATO.

CAPITULO A CAPITULO

INFANCIA Y ADOLESCENCIA:

CONSUELO ARAUJO NARRA LAS PRIMERAZ EXPERIENCIAS DE RAFAEL ESCALONA CON SUS AMIGOS DE INFACIA, SUS VIAJES DE ADOLESCENCIA, LOS PRIMEROS CONTACTOS CON LA MUSICA, A PESAR DE SER UN BUÉN DIBUJANTE SE DESTACO MAS POR LA PARTE DE LA COMPOSIÓN YA QUE SU AMIGO JAIME MOLINA DIBUJABA MUCHO MEJOR QUE EL Y EL NO LE GUSTABA SER EL SEGUNDON, POR ESO PERFECIONÓ LA COMPOSIÓN.


“En efecto, ninguno que conozca la vida y la obra de Escalona y la injerencia espiritual que en ella ha tenido Alfonso Cotes, duda un solo instante de que esto es así. Más aún, algunos creemos que es a partir de su amistad con Poncho cuando arranca con fuerza incontenible su obra musical. No porque Cotes le ayudara materialmente a realizarla, no, sino porque fue en él en quien Escalona encontró el mejor receptáculo y el más atento oidor a sus sentimientos vueltos canciones. Poncho es el amigo pero también el crítico: el hermano y confidente pero igualmente el contradictor; el compinche de amoríos y alcahuete de romances, y a la vez el estímulo permanente; Poncho es el que primero se entusiasma con la composición recién hecha y corre a buscar la guitarra para darle vida a ese sonsonete incoloro que él le va tarareando como música; es el que lo acompaña a todas partes y le sigue todas sus parrandas: el que no oculta su admiración y simpatía por el talento del joven compositor; el que se desgañita gritando sus excelencias cuando nadie le toma en serio y el que, en definitiva, lo comprende mejor y por comprenderlo tanto lo acepta como es sin haber querido cambiarlo nunca”.


EL TORRENTE DESATADO:

ESCALONA TERMINÓ SUS ESTUDIOS EN EL COLEGIO NACIONAL LOPERENA DE LA CIUDAD DE VALLEDUPAR Y ALLÍ YA EN VACACIONES RECORRE LOS DEPARTAMENTOS DEL CESAR Y LA GUAJIRA, PASANDO POR SUS MNUNICIPIOS MAS IMPORTANTES COMO LA PAZ, FONSECA, MANAURE, SAN JUAN DEL CESAR URIBIA, ENTRE OTROS, PARA DEDICARSE A DIFUNDIR SU MUSICA LO QUE SE CONVERTIRIA CON EL TIEMPO UNA PAGINA DE ORO PARA EL FOLCLOR VALLENATO.

“Se acabó, gracias a Dios, el año escolar ya Dios gracias lo pasó. Con el boletín de calificaciones en la mano a manera de trofeo se presentó donde Aló y le dijo: "Ahí tienen pa que vean; muéstraselo a mi papá. Vuelvo más tardecito". Y salió a buscar a Andrés Becerra, a Jaime Molina, a Marcelo Canales, a los amigos del jolgorio permanente y arrancaron para Manaure donde los esperaba la otra barra de parranderos que encabezaba Poncho Cotes. En la casa de Juana Vásquez había un gentío a la expectativa. Los mismos de la vez pasada y otros nuevos que se habían reunido a la voz de que "Escalona y unos muchachos del Valle llegan hoy", aguardaban a los visitantes. A la llegada, Poncho le presentó a Chaney Celedón y a su mujer a quien llamaban " La Quique" y que era una señora muy alegre, atenta y servicial. Luego lo tomó por un brazo, lo llevó hasta el rincón del tinajero y deleitándose en la confidencia le dijo: "Hoy viene Emiliano". Y por la tardecita, con el acordeón entre los brazos apareció Emiliano Zuleta Baquero”

APARECE “LA MAYE”


MARINA ARZUAGA UNA DE LAS HIJAS DE JUAN JOSE ARZUAGA, UNA DE LAS FAMILIAS MAS RESPETADAS DE LA GUAJIRA, ES UNO DE LOS AMORES MAS IMPORTANTES DE RAFAEL ESCALONA, ÉL APENAS LA AVIO QUEDO FLECHADO POR AQUELLA MONA DE OJOS VERDES, LA CUAL CON EL PASO DEL TIEMPO SE DIO A LA TAREA DE ENAMORARLA, AUNQUE TENIA DE ENEMIGOS A SUS SUEGROS QUE FINALMENTE TERMINARON ACEPTANDO LA RELACIÓN.

“Y por la noche, con la punta de los botines relucientes como un espejo y envuelto en una nube fragante de Silencio en la Noche, Rafael Escalona estaba sentado en los taburetes de don Juan José Arzuaga, haciéndole la primera visita formal a Marina que, a partir de ese momento, entraría a la historia folclórico-musical de Colombia con el nombre de " La Maye"

“… Total, que en Valledupar habla con sus padres y les comunica su decisión de seguir estudios y se devuelve a La Paz y a todos los pueblos de la región a comentarles a los amigos que va a seguir estudiando y que en dos semanas a lo sumo, parte para la capital del departamento a buscar cupo y a matricularse en el Liceo Celedón. Antes, les recoge el guante a los que lo han criticado y les responde musicalmente en un paseo cargado de ironía que se llama precisamente, "El bachiller":

Como yo no tengo diploma de bachiller en el Valle dicen que no puedo enamorar. Mira cómo aprecian las mujeres el papel y tanto de sobra que se ve en el basural.

UN TESTAMENTO MUSICAL

CRECE EL TESTAMENTO MUSICAL DE RAFAEL ESCALONA Y SE EMPIEZA A RECONOCER NACIONALMENTE POR EL MEDIO CULTURAL, PERO LAS RELACIONES PERSONALES CON LAS MUJERES LO MOTIVAM PERO ALA VEZ LO ENVUELVEN EN DILEMAS AMOROSOS LOS CUALES LE SERVIAN DE INSPIRACIÓN PARA SUS ROMANZAS LITERARIAS, POR OTRA PARTE SE EMPEZABA HA CREAR EN RAFAEL ESCALONA DE LOS MITOS. PERO ERA EL HOMBRE EL QUE IBA FORJANDO ESA HISTORIA CULTURAL.

“El protagonismo que el vive durante esa época traspasa el ámbito de sus incoherencias sentimentales y trasciende su tarea musical, sobre la cual comienzan a edificarse las primeras bases del mito. En Ciénaga, Santa Marta, Barranquilla y en pequeños pero importantes círculos de Bogotá -para no mencionar la totalidad de la Provincia que se extiende monolítica desde los playones de Caracolicito hasta los confines de Barrancas-, en Riohacha y en la Alta Guajira y en apartados sectores de la Guajira Venezolana, se habla de sus cantos y se cantan sus canciones. Cada juglar es un mensajero y cada amigo un divulgador de sus relatos musicales, que van haciendo camino y dejando huella hasta en los fríos salones capitalinos, donde un grupo de jóvenes y condiscípulos del barrio La Magdalena presididos por Alfonso López Michelsen, forman espontáneamente la primera cofradía de amantes y defensores del vallenato de Escalona. A ellos, los magdalenos, como se les conocía entre la juventud bogotana de esa época, se les debe en gran parte el que hoy, cuarenta años más tarde, el vallenato auténtico, en Bogotá, no haya sido definitivamente apabullado por la avalancha de versos cursis y música estridente que con el nombre de tales pululan en emisoras y sitios de diversión”

EL “PRIMO” DE ARACATACA

LA LLEGADA DE GRABRIEL GARCIA MARQUEZ A LA VIDA DE RAFAEL ESCALONA SE CONVIERTE EN OTRO EXITOS PARA EL JUGLAR YA QUE EN ESOS ENCUENTROS, EN LOS CUALES LAS PARRANDAS ERAN ESCENARIO DE UN INTERCAMBIO DE VERSOS POR PARTE DE RAFAEL Y DE CUENTOS POR PARTE DE GABO SE VERIAN TRANFORMADAS EN COMPOSICIONES DE ESCALONA Y POSTERIORMENTE INMORTALIZADAS EN EL VALLENATO DE TRESCIENTAS PAGINAS “CIEN AÑOS DE AÑOS DE SOLEDAD”.

“Bien entrada la tarde, cuando habían agotado varias tandas de cervezas en el Café Roma, Rafael Escalona y García Márquez felices por su inesperado parentesco, salieron para El Heraldo, donde el primo García les presentaba su primo Escalona a otro par de parientes de la que iba a ser una notabilísima familia de las glorias del Caribe: Alfonso Fuenmayor y Germán Vargas. Treinta y dos años después, ungidos ambos por el éxito, allá en el Gran Hotel de Estocolmo, en el jubileo del Premio Nobel, cuando ya el famoso novelista había incluido el nombre de Escalona en la mitad de sus libros y le había dicho al mundo que "Cien Años de Soledad" no era más que un vallenato de 350 páginas, el compositor patillalero iba a recibir aún, estampado de puño y letra de Gabo en la primera hoja de un ejemplar de esa novela, el homenaje de una dedicatoria descomunalmente generosa y vibrante que sintetizaba todo lo que García Márquez sintió desde siempre, por Escalona. Dice así: "A Rafa Escalona la persona que más admiro en el mundo".

PRIMERA VEZ EN LA VIDA

“ADA LUZ” NACE UNA DE LAS COMPOSIONES MAS FAMOSAS DEL JUGLAR , LA CUAL LLE DIO FAMA A ESCALONA DE SER UN HOMBRE PRETENSIOSO Y VANIDOSO POR LO QUE LE DEDICA A SU HIJA EN ESTA LETRA:

"Ada luz", la composición musical, es entonces, el reflejo exacto, la radiografía espiritual, el retrato idéntico, casi que un trasunto químico y biológico de Rafael Escalona el hombre, en su relación con una mujer a la que ama por encima de todas las otras que ha amado y amará en su larga trayectoria de enamorado y amante, pero la única a quien ama de un modo diferente a como las ha amado a todas. Esta no es la que le produce aquellas descargas de pasión encendida que casi lo vuelven loco cuando reconoció un par de piernas torneadas; no es tampoco la que le inspira los sentimientos cambiantes y a ratos culposos del afecto por la Maye; no es la que lo encandila en un bazar pueblerino y lo hace salir corriendo detrás de ella; no es la que le proporciona un afecto maternal que lo reconcilia consigo mismo y con la figura comprensiva y generosa de Aló. Esta de ahora no es la vieja fea pero buena como el pan que va donde el magistrado a que le reparen el honor que también ella posee y que no es privativo de las clases altas...

La mujercita a quien en la tarde de los celos de su mamá él le prometió que le iba a hacer una casa especial, es su hija. Y como tal, él, que en materia de mujeres creía conocerlo y saberlo todo, descubre que el amor también es un sentimiento sublime y desinteresado y una relación que exalta y purifica. Entonces le canta con inmenso amor y con una gran ternura que le imprimen a su voz un tono diferente en el que no omite, antes bien acentúa, el celoso afán y el esmero que desde entonces pone para que cuando llegue la hora de los pretendientes, el que ose acercarse hasta Ada Luz sea un ser excepcional que vuele muy alto (por eso lo compara con un aviador) a fin de que pueda alcanzarla:

El que no vuela no sube a ver a Ada Luz en las nubes, el que no vuela no sube allá a ver a Ada Luz en la inmensidad...

Otra vez la metáfora se hace presente en las estrofas de Escalona; pero, al igual que en veces anteriores, no hay rebuscamiento ni retoricismos pedantes que empañen la sencillez de los versos. El, lo único que sabe es que a su hija no se le va a acercar el primer Perico de Palotes que pase; que no es un don nadie el que pueda pretenderla y requerirla de amores cuando sea una señorita. Y para ello está él dispuesto no sólo a construir una casa en el aire, sino a entenderse con el mismo Dios para que sean dos los ángeles -y nadie más- los que se encarguen de servir de sostén y cimientos a su novedosa construcción:

Como esa casa no tiene cimientos vean el sistema que he inventado yo: me la sostienen en el firmamento dos angelitos que le pido a Dios.

Que es además, la única forma de vivir tranquilo / porque ese camino no lo sabe nadie; aparte de que le sirve también para reafirmar un aspecto de su personalidad que él no se preocupa por disimular: la vanidad.

Cuando en las nubes vean a una persona allá en la tierra pegarán el grito: ¡qué pretensioso se ha puesto Escalona, que tiene a su hija con los angelitos!

UNA DECADA Y UNA OBRA

YA HAN PASADO DIEZ AÑOS DE PARRANDAS Y DE CONSTRUCCIÓN CULTURAL POR PARTE DE RAFAEL ESCALONA CREANDO GRANDES OBRAS LITERARIAS Y MUSICALES PARA AMIGOS, MUJERES, HIJOS E HISTORIAS PERSONALES LAS CUALES QUEDARON EN LA HISTORIA Y EN LA MEMORIA DE LOS QUE CONOCIERON Y POR OTRA PARTE ESTUDIARON AL JUGLAR RAFAEL ESCALONA.

“Una década larga comprendida entre los primeros meses de 1943 y los penúltimos de 1953, le bastó a Escalona para crear un buen número de las mejores composiciones de su obra musical y de toda la música vallenata. Cincuenta y cuatro cantos de castiza estirpe, nutridos todos en situaciones reales que él recreó y embelleció al volverlas música; hechos sin el atolondramiento de las inspiraciones por encargo que ahora abundan en la música vallenata y repletos de testimonios y vivencias, que son la médula de la narrativa, serían suficientes para consagrarlo como maestro de este género musical. Y aunque en esos momentos apenas está a la mitad del camino, la que pudiera llamarse su OBRA, así con mayúsculas, está lista y es completa. En ese momento hasta el crítico más exigente e implacable puede tomar una cualquiera de su medio centenar de composiciones y voltearlas al derecho y al revés, esculcarlas, desmenuzarlas, disecarlas como desee, que lo único que va a encontrar es un compendio lírico de la historia de un pueblo, una región y las gentes que la habitan, con su equipaje de sueños y realidades, con sus ilusiones y sus derrotas, con su sensibilidad a flor de piel, su humor y su entereza para transitar la ruta que ellos mismos escogieron y trazaron. Lo que van a descubrir quienes se acerquen a los cantos de Escalona es un todo poético hermoso y compacto, entero y pleno, sin las fisuras por donde se cuela la cursilería del verso fácil, que tanto abunda ahora en los neo-compositores de este género”

EL HOMBRE Y EL MITO

DE PATILLAL PARA EL MUNDO, EL COMOPOSITOR QUE GENERO UNA ESCULEA DE LA ROMANZA VALLENATA A LO LARGO Y ANCHO DE LA REGIÓN CARIBE, RECORIENDO LA COSTA NORTE DE COLOMBIA CON SU ALMA ENAMORADA Y BOHEMIA, CON GRANDES AMIGOS QUE LOS ACOMPAÑARON EN SUS VIAJES, Y TRAVESIAS EN DONDE LOS ACORDEONES, EL RON, LAS MUJERES Y LOS DIAS INTERMINABLES DE PARRANDAS SE CONVITIERON EN EL DIA A DIA DE UN HOMBRE, QUE TAMBIEN CONVERTIDO EN JUGLAR HA DEJADO UNA HUEYA , UN LEGADO Y UN TESTAMENTO MUSICAL DEL CUAL SOLAMENTE QUEDA EL VOZ A VOZ DE LOS QUE LO ESCUCHARON EN SUS TERTULÑIAS VALLENATAS… AHORA SOLAMENTE BASTA ESCUCHAR LOS MITOS.

“Jaime Molina fue todo lo que él no era y mucho más de lo que hubiera querido ser. Jaime fue más que su hermano y mucho más que su amigo. "El fue -dijo esa vez- la parte buena de mi propia conciencia. Me burlaba, me mamaba gallo, me sacaba de casillas y se reía de mí. Pero todo eso era su forma de decirme cuanto me quería y cuan orgulloso se sentía de lo que yo había hecho... Como él era tan sencillo y humilde nunca quiso que yo me envaneciera, y se encargaba, con su actitud crítica, de recordarme que yo no era nada más que aquel muchachito de Patillal, necio, enamorado y rebuscador que comencé a inventar estrofas musicales cuando él nos dibujaba a todos, exacticos, en el cuaderno... Que él y yo no podíamos sentirnos diferentes de lo que realmente somos: dos patillaleros sentimentales a los que todavía nos sobra corazón para ponernos a contemplar la aurora minutos antes de morirnos...". Sólo entonces entendió Escalona la magnitud del afecto que lo unió a Jaime Molina, y unos días más tarde del entierro, apertrechado en sus recuerdos, escogió las palabras más elementales, las experiencias más sencillas y le hizo un son transido de nostalgias y evocador de aquel viejo pacto sentimental que ambos hicieron alguna madrugada de parrandas:

Recuerdo que Jaime Molina cuando estaba borracho ponía esta condición: que si yo me moría primero él me hacía un retrato, y si él moría primero le sacara un son ahora prefiero de esa condición que él me hiciera el retrato y no sacarle el son…”


 
 
 

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